Hace semanas, en clase de Metodología II, hablábamos sobre cómo confeccionar pruebas de expresión escrita. Surgió esta idea: realizar estas pruebas en dos días. En el primero, los alumnos realizan la fase de preescritura y elaboran el primer borrador. Después lo entregan al profesor, que los guarda para que en una segunda jornada los alumnos realicen la versión definitiva. De esta manera, cierto tipo de textos -artículos o cartas de presentación laboral, por ejemplo- duermen un período de tiempo para que los alumnos puedan verlo después con otros ojos y mejorarlo. Esta revisión es necesaria e imprescindible en todo proceso de creación de textos.
Y al hilo de esta reflexión, la de intentar que las actividades de expresión escrita estén enmarcadas en un contexto de práctica más real, ¿qué podemos hacer para que algunas de ellas se realicen con un ordenador, en el aula? Porque la realidad parece indicar que la mayoría redactamos como lavamos: más a máquina que a mano, aunque este último tipo de escritura también tiene sus ventajas.
Sé que la pregunta no tiene fácil respuesta. Es más: este texto -que también ha dormido- no la sabe proporcionar. Seguro que todos los alumnos no tienen un portátil, ni en todas las academias o escuelas de idiomas hay sala de ordenadores. Que el tecleo produce, a veces, un ruido fastidioso y encima, los ordenadores tienen correctores, algo quizás contraproducente en una prueba como un examen. Sea como sea, creo que a la expresión escrita le ha llegado la hora de la autenticidad. Y para ello, se necesitarán aportaciones imaginativas. Ansioso por las vuestras, queda aquí este vídeo para aquellos que tenéis el corazón dividido entre el boli y el teclado.
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