En el campo de la enseƱanza
de segundas lenguas y lenguas extranjeras, el error ha pasado de ser
considerado un enemigo a desterrar a un valioso aliado, en la medida en que posibilita
el aprendizaje. A pesar de todo, nos seguimos encontrando con el miedo de los
aprendientes a cometer errores. ¿Por quĆ©? En Ćŗltima instancia, la mayorĆa de los
seres humanos tendemos a ser cuidadosos en muchos contextos: cometer errores
puede ser peligroso. Un error puede ser fatal.
El miedo al error es un
mecanismo de protecciĆ³n.
Sin embargo, los creadores
de videojuegos se han dado cuenta de que los jugadores parecen no temer a nada
en sus universos virtuales. Incluso, se ha detectado que morir, en esos
entornos ficticios, puede provocarles placer en determinadas circunstancias.
Analizando esta paradĆ³jica situaciĆ³n (siempre se habĆa considerado que lo
principal en un juego era la sobrevivencia, la victoria, el pasar de un nivel a
otro hasta alcanzar el final, el Ć©xito), han descubierto que mucha gente
intenta llevar los juegos hasta sus lĆmites, explorando y probando todo lo que
dan de sĆ. Cuando, en el proceso de bĆŗsqueda de los lĆmites, encuentran la
muerte, es una especie de recompensa a su curiosidad: han alcanzado una especie
de frontera no planificada por los programadores. Poco a poco, los creadores
han comenzado a prestar atenciĆ³n a este descubrimiento y han decidido premiar a
los intrĆ©pidos exploradores con muertes violentas, bizarras, ridĆculas o inesperadas: una especie de guiƱo a su constancia.
Y despuƩs de morir, los
aventureros siguen jugando en busca de mƔs aventuras.
Porque en los videojuegos, despuƩs
de todo, se es inmortal.
Y es precisamente esta una
de las varias razones por las cuales los videojuegos pueden constituir una
poderosa herramienta educativa. El potencial para el aprendizaje de segundas
lenguas es indiscutible, sobre todo si pensamos en tĆ©rminos de autonomĆa. El
miedo al error, como es sabido, genera ansiedad en los aprendientes, y esa
ansiedad dificulta una adquisiciĆ³n satisfactoria. Pero como en los videojuegos
la muerte no importa, el error no importa (de hecho, es bueno cometer errores),
el jugador / aprendiente, si el universo en el que se sumerge logra motivarlo
(y eso es otro asunto fundamental, pero que queda para otro momento), intentarĆ”
llevarlo al lĆmite, explorando todo lo posible, experimentando, divirtiĆ©ndose,
superando retos y, lo mejor, aprendiendo en el proceso.
Y si muere algunas veces por el camino, la verdad es que no importa demasiado.
James Paul Gee, de la Arizona State University, habla sobre la relaciĆ³n entre
videojuegos y educaciĆ³n. Su libro What Video Games Have to Teach Us About
Learning and Literacy es una referencia imprescindible.
Muy interesante la similitud que encuentras entre la muerte y el error. Me ha gustado mucho tu artĆculo.
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