Las TIC forman parte de la realidad cotidiana, por lo que parece una necesidad social integrarlas en las clases de ELE, aprovechando su potencial didáctico para acercar el “mundo real” al aprendiz, que es, de hecho, lo que defienden los nuevos enfoques didácticos. Integrarlas totalmente en el proceso de aprendizaje exige, sin embargo, una formación adecuada por parte del profesor que, en caso de no poseer, podrá desencadenar en miedos e, incluso, aversión. De todas maneras, conviene adoptar una postura optimista y entender las TIC como un recurso más que hace de la didáctica una disciplina más completa.
Mi primer trabajo como profesora me puso ya en contacto con la enseñanza del español a través de Internet, reto que, a pesar de los pesares (inexperiencia docente, falta de formación en TIC aplicadas a la didáctica y los temidos problemas técnicos), acepté de buena gana por la actitud positiva que mostraban mis estudiantes. Gracias a aquella experiencia descubrí la importancia de relacionar el contenido de lo trabajado en el aula “tradicional” con lo practicado en la sala de ordenadores; asimismo, observé que este nuevo entorno permitía cubrir mejor las necesidades de los alumnos gracias al carácter hipertextual de la red.
Los materiales que utilizaba, (todos, por cierto, de la Web 1.0) no me convencían dado que implicaban practicar un ciberestructuralismo: ejercicios de respuesta cerrada y feedback no informativo (Herminia Provencio en “Materiales didácticos y aplicaciones de Tecnología Lingüística en red para la enseñanza/aprendizaje del verbo”) que no profesaba, y que intentaba compensar con tareas que se servían de Internet pero que no la llegaban a integrar. En este sentido, cabe reivindicar la necesidad de ser muy críticos con los materiales didácticos colgados en la red.
Si pudiese retroceder en el tiempo emplearía algunas de las herramientas que ofrece la Web 2.0 y que han despertado en mí un mayor interés durante el máster: los blogs y las wikis. Ambas son plataformas para la construcción del conocimiento compartido y, dado que su principal canal es el escrito, contribuyen a integrar la expresión escrita en el aula, una destreza algo olvidada en el enfoque comunicativo. Por otro lado, permiten aprender español de manera creativa e innovadora al democratizar el acceso a un medio hasta ahora de expertos.
En conclusión, el uso de las TIC en la didáctica de lenguas viene a completar tanto a docentes como a estudiantes, convirtiendo a estos últimos en usuarios de la lengua competentes en una dimensión social más. Para ello, si bien el uso de las TIC es, en principio, accesible a todos por no requerir altos conocimientos informáticos, es cierto que la formación ayudará a combatir miedos y a aprovechar al máximo los recursos ofrecidos por la red. De ahí la importancia de cursos como éste y de la formación en cascada.
¡Hola Mari!
ResponderEliminarTu entrada me ha parecido muy interesante, ya que considero que uno de los grandes retos que se nos plantean como profesores es el de integrar las TIC como herramientas de trabajo en el aula.
Como tú muy bien apuntas, el hecho de utilizar Internet en el aula no significa que lo estemos integrando en la enseñanza/aprendizaje: el profesor que pide un día a sus alumnos que entren en una página Web para hacer ejercicios mientras él prepara otras clases (o lee el periódico), ¿ha integrado las TIC en el aula? ¿Las está utilizando de una forma pedagógica?
Creo que un explotación realmente significativa de las TIC pasa, como tú dices, por una formación exhaustiva del profesorado en ese ámbito, así como por un trabajo personal que conlleve una aplicación real de los nuevos enfoques y conceptos (aprender a aprender, aprendizaje cooperativo, etc.) a las posibilidades que ofrece este medio.
¡Hola Mari!
ResponderEliminarMe he sentido identificada contigo cuando dices que tu uso de Internet en el aula como herramienta de aprendizaje se había limitado a la Web 1.0. En mi caso, lo había utilizado, bien como instrumento de búsqueda de materiales para llevar al aula, o bien como fuente de información que los estudiantes podían emplear para la realización de una determinada actividad, pero, como a ti, en este caso, tampoco me convencía, porque muchas veces quedaba un poco al margen del conjunto de la tarea.
Descubrir las nuevas posibilidades que nos ofrece la Web 2.0 constituyen, desde luego, una nueva y mejor forma de integrar las nuevas tecnologías en el aula, y su potencial parece inagotable.
Opino como tú (y como Laia) que la formación del profesor es absolutamente necesaria para poder aprovechar de manera adecuada ese potencial, y, en especial, para poder evaluar los materiales que circulan por la red. No podemos mostrarnos al margen de esta realidad, pero tampoco caminar ciegos ante ella, por lo que es bueno contar con una formación que nos ayude a discriminar unos materiales de otros.
También es interesante saber cómo se pueden crear esos materiales a través de los blogs, las wikis o las webquest, ya que son soportes más flexibles que nos permiten adaptarlos con mayor facilidad a las necesidades de nuestros alumnos. Pero bueno, todo esto con formación. Así que mi respuesta a tu pregunta "¿Formación?", también es "sí, gracias", y añadiría además "por supuesto".